Renacer tras un Ictus


Julio AgredanoA sus 39 años, Julio Agredano tenía el colesterol elevado, no hacía ejercicio, su nivel de estrés era elevado y pesaba 103 kilos. Cuando un ictus irrumpió en su cerebro pensó que era un dolor de cabeza y poco más. Con el segundo episodio, que se produjo al día siguiente, no tuvo dudas ni tampoco posibilidad de recibir una medicación que seguramente le hubiera evitado unas secuelas que le mantuvieron un año con su vida aparcada. Su cuerpo era una bomba de relojería pero él no era consciente.

«No supe hacer frente al estrés que tenía [trabajaba en un puesto de dirección en una empresa informática], que no era mayor que el de mis compañeros pero su día a día era distinto al mío, ellos eran capaces para sacar media o una hora al día para cuidarse. No supe gestionar ese tipo de estrés», reconoce ahora cinco años después de haber sufrido esos dos episodios y ya casi totalmente recuperado de sus secuelas. Sabe que como él asociaba esta enfermedad a la vejez, lo mismo le ocurre a la mayoría de las personas.

Julio recibió las primeras señales de que se estaba produciendo un ictus un agosto de hace cinco años, cuando estaba de vacaciones. Pensó que estaba cansado, que había llevado a su hijo a cuestas mucho tiempo y que por eso le dolía tanto la cabeza, estaba mareado, tenía hormigueo en el cuerpo… No le dio importancia. Al día siguiente, sufrió el segundo ictus: había perdido el habla, no coordinaba su parte derecha del cuerpo, no podía levantarse.

En la actualidad Julio es un hombre nuevo. Con esfuerzo personal  y ayuda de profesionales ha rehecho su vida. Prueba de ello es su participación, junto con el actor Dani Rovira, en la Titan Desert, la prueba de ciclismo más exigente del mundo.

Para más información: Periódico El Mundo.

 

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