LA DIPUTACIÓN DE TOLEDO MANTIENE EL APOYO AL DAÑO CEREBRAL POR SÉPTIMO AÑO


Efectivamente, desde el año 2016 Iguala3 viene firmando un convenio con la Excelentísima Diputación Provincial de Toledo para el desarrollo del proyecto “Apoyo a menores de edad cuyos familiares sufren daño cerebral”.

El proyecto mantiene el mismo espíritu que en sus inicios: potenciar el desarrollo de los menores en cuya familia alguien ha sufrido Daño Cerebral. Cuando éste sucede, Hay que indicar que las consecuencias conductuales son las menos visibles, y frecuentemente se dan solo “de puertas para adentro”, cuando no hay personas ajenas a la familia. Los cambios repentinos de humor, las altas exigencias a las personas que les rodean, la apatía, las reacciones exageradas ante novedades (o la absoluta falta de reacciones), la desinhibición sexual… suelen ir de la mano de la sobrecarga de los cuidadores.

En los núcleos familiares con personas que tienen DCS todos sus miembros tienen que rediseñar sus roles. Los menores se enfrentan a situaciones carentes de lógica, que no entienden. Lo que antes se aceptaba en la dinámica familiar, ahora puede ser una trasgresión, y viceversa. El riesgo de fracaso escolar, la ansiedad y la depresión, los problemas de comunicación entre menores y adultos, etc. son realidades más frecuentes en estas familias. También es más frecuente la desestructuración; de hecho, todas han de reestructurarse tras ocurrir el DCS, y algunas no lo consiguen.

En este mismo sentido, dentro de dichos núcleos familiares las personas más vulnerables son los menores que, además de no entender la nueva situación, tienen pocas herramientas para afrontar este cambio drástico que se produce en la familia. La gravedad de esta situación la recoge la Organización Mundial de la Salud como factor de riesgo para el desarrollo del menor, indicando las posibles consecuencias que pueda originar: problemas para establecer vínculos afectivos, estados de ánimo bajo (depresión), niveles de ansiedad muy elevados, fracaso escolar, etc. realidades que contrastamos en el día a día con estas familias.

Si la intervención no se realiza en un primer momento dotando de estrategias de afrontamiento al menor, dichas deficiencias se irán arrastrando en los siguientes estadios, agravando las carencias exponencialmente, y siendo más compleja y costosa la intervención posterior.

DATOS DE INTERÉS

En 2021 fueron 57 menores atendidos, localizados en 30 domicilios de la provincia de Toledo. Algunos datos del programa:

  1. En 17 familias es el padre o la madre quien ha padecido el DCS. En esta situación conviven 35 menores. Como en años anteriores, este es el paradigma más complejo y difícil en el que estamos trabajando. Una de las figuras de autoridad deja de serlo, se desdibuja, se dan cambios de criterios sobre normas, en su humor y comportamiento…
  2. En 3 familias es un hermano o hermana quien ha sufrido DCS. En esta situación conviven 4 menores. Se observa en estos menores una negativa a aceptar una nueva situación en la que ellos pasan a un segundo plano, por no recibir tanta atención como el hermano o la hermana que ha tenido la lesión cerebral.
  3. En 10 familias conviven abuelos con DCS y nietos; el nº de nietos menores de edad en estos casos es de 18. Lo que encontramos son menores que, como en la circunstancia anterior, pierden protagonismo en la familia, pasando a menudo a convertirse en cuidadores secundarios de la persona mayor.

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