Los expertos apuntan que las mujeres acuden más tarde a los servicios sanitarios y en muchas ocasiones renuncian a la rehabilitación por cuestiones sociales.
El pasado año se atendieron en Aragón un total de 2.534 casos de ictus, de los cuales 1.335 los sufrieron hombres y 1.119 mujeres. Sin embargo, la mortalidad ha sido mayor entre las pacientes femeninas. Aunque la mujer presenta unos factores biológicos o de edad que influyen en la gravedad del ictus, hay además unas circunstancias sociales y culturales que también condicionan esa brecha en la mortalidad: acuden más tarde a los servicios sanitarios y en muchas ocasiones renuncian a la rehabilitación, al ser incompatible con el cuidado de la familia.
Así lo explica la responsable de la Estrategia de ictus en Aragón, María Bestué “el acceso a la atención sanitaria es igual para hombres que para mujeres pero, culturalmente, si eres la que cuidas a la familia, en cuanto empiezas a mejorar enseguida vuelves a tu rutina y a lo mejor aspectos importantes como que sigas acudiendo a sesiones de rehabilitación se abandonan”. “La mujer no se da permiso para tratarse y éstos aspectos socioculturales se analizan con mayor frecuencia en los estudios por la implicación y repercusión que tienen sobre la salud”, ha explicado la neuróloga.
Se denomina ictus al accidente cerebrovascular que se produce cuando una arteria que se dirige al cerebro o que pertenece al mismo se rompe o se obstruye con lo que la sangre y el oxígeno que transportaba no llega hasta las células cerebrales y, por tanto, el tejido afectado sufre, deja de funcionar y, finalmente, muere.
Aunque el número de ictus isquémicos -infarto cerebral- en Aragón es mayor en el varón -870/749-, la mortalidad es mayor en la mujer -122/90-, según datos de 2018. La mortalidad por ictus isquémico en la mujer es, por tanto, del 12,2% y en hombres es del 10%. Con respecto a la hemorragia cerebral, el número de muertes es similar -66/65-, pero el número de pacientes con hemorragia cerebral es mayor en hombres -199/162-. Esto supone que porcentaje de muertes en la mujer por hemorragia cerebral es el 40% y en varones el 33%.